Los coches cada vez nos necesitan menos

Llama la atención cómo en los últimos tiempos ha cambiado el discurso publicitario de la mayoría de las marcas comerciales de automóviles en el sentido de ofrecer las más novedosas tecnologías en sus vehículos.

Desde siempre, la industria del automóvil ha tenido que ir resolviendo los retos que el mercado demandante del producto y las nuevas exigencias de cada momento le han ido planteando, pero ahora el asunto ha tomado una nueva dimensión y la propia industria es la que se adelanta ofreciendo posibilidades que no hace mucho a ningún usuario se le habría ocurrido encontrar en un automóvil a su alcance.

Sistemas de control automático de luces o de limpiaparabrisas son ya de implantación habitual, incluso en los vehículos de la gama más básica. Los de aparcamiento automático se están haciendo de oferta obligada, cada vez más, para más marcas y modelos -a pesar de su escaso recorrido-. Pero la cosa va más allá, con sistemas de detección de sueño o falta de atención al volante, de detección de cambio de carril involuntario, de advertencia de ángulo muerto en el espejo retrovisor, de cálculo de distancia de seguridad, de advertencia de sentido contrario, de reconocimiento de señales de tráfico, de frenado automático (sistemas anticolisión), de visión auxiliar de puntos ciegos, etc., etc.  Y el remate de toda esta oferta, de momento, lo está marcando la posibilidad real de la conducción no tripulada de vehículos.

Y todo gracias a  unos pocos artilugios de alta tecnología adecuadamente adaptados. Cámaras, radares y sensores que captan lo que ocurre en los 360º grados que rodean al vehículo y que en cuestión de segundos, incluso a velocidades altas, son capaces de esquivar obstáculos y reconocer y cumplir lo que indican las señales de tráfico.

Pero la estrella del sistema es el denominado LIDAR (Laser Imaging Detection and Ranging), un dispositivo que, colocado en la parte más alta del vehículo, sobre el techo, detecta objetos y mide la distancia hasta ellos mediante rayos de luz, concretamente haces láser. Un haz de luz sale del lidar, llega al objeto, rebota y vuelve al lidar, que lo ubica y mide a qué distancia está.

El lidar que emplea Google es el Velodyne HDL-64E S2, de alta definición. Tiene 64 rayos láser y gira sobre sí mismo 360º de manera permanente hasta las 900 vueltas por minuto, para monitorizar todo el entorno del coche, con 1,3 millones de puntos por segundo. De este modo, permite construir una imagen tridimensional alrededor del coche, con todo tipo de objetos posicionados (peatones, otros vehículos, farolas, árboles, etc.) en un entorno de 50 m para el pavimento y de 120 m para coches y árboles.

Se complementa con un sistema de posicionamiento GPS, y una unidad de medición inercial que mide la aceleración y la velocidad angular mediante acelerómetros, giróscopos y magnetómetros, identificando con precisión hacia dónde se mueve el coche. Con este equipamiento, en mayo de 2014 Google presentó su prototipo de coche autónomo capaz de circular sin dirección humana, después de varios años de ensayos con vehículos convencionales adaptados.

Un año después, la conducción “sin conductor” ha dejado de ser un experimento de ciencia ficción para convertirse en una realidad. Así, un camión autónomo, creado por el fabricante de automóviles alemán Daimler, ya está circulando por las carreteras de Nevada, en los Estados Unidos. El Freightliner Inspiration, probado sin problemas en algunos tramos cerrados cerca de Magdeburgo y después de recorrer más de 16.000 kilómetros en el circuito de pruebas de Papenburg (Alemania), ha conseguido de las autoridades de Nevada los permisos correspondientes y ha salido a circular sin necesidad de que un conductor maneje el volante.

By:Roberto Romero

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